En La Libertad, los corazones no laten igual que en otras partes del mundo, lo hacen a ritmo de una de las danzas de pareja más elegantes de Sudamérica: la refinada marinera norteña. Mientras que en Trujillo, su capital, una exquisita arquitectura colonial hace de cada calle una postal. Pero este departamento también resalta por sus costumbres milenarias, como la pesca en Caballitos de Totora, embarcaciones hechas de caña sobre las que los antiguos chimúes desafiaban el agitado mar del norte del país. En la Ciudad de la Eterna Primavera, como se le conoce a Trujillo por su clima soleado, también se puede visitar un lugar único en el planeta: Chan Chan, la ciudad de barro más grande del mundo e invaluable legado de los antiguos habitantes de esta región. El patrimonio arqueológico trujillano forma parte importante de la la Ruta Moche, con monumentales vestigios como la Huaca de La Luna -capital de la cultura moche por más de 6 siglos- y el Complejo Arqueológico El Brujo, donde la imponente Dama de Cao lo espera. La experiencia en Trujillo se complementa con hermosos balnearios, como el pintoresco Huanchaco –para muchos, lugar de nacimiento del Cebiche peruano- y una comida regional rica en sabores marinos.